- No tener los conocimientos necesarios para el puesto de trabajo que se busca cubrir.
- Ser incapaz de expresarte de manera clara y concisa.
- No haberte preparado mínimamente la entrevista: tu presentación, el conocimiento de la empresa respecto al sector…
- Mostrar aparente desinterés en el transcurso de la entrevista que se puede asociar con el puesto de trabajo y también la empresa.
- Mostrarte excesivamente seguro de ti mismo o bien, resultar arrogante o incluso agresivo.
- Ser excesivamente tímido: no mirar a los ojos, responder sólo con monosílabos.
- Presentarte con un aspecto incorrecto, poco cuidado o poco limpio.
- Hacer comentarios superficiales o juicios de valor aventurados.
- No ser capaz de justificar todos los elementos del currículum vitae.
- Parecer demasiado inflexible o poco adaptable a la situación de la empresa.